Tener diabetes no implica necesariamente no poder ponerse un piercing o hacerse un tatuaje. Antes que tomar la decisión de realizarse uno, hay que estar seguro de que no es un capricho pasajero. Los tatuajes son permanentes y la retirada de un piercing deja muchas veces un agujero o cicatriz.
Antes de hacerse un piercing o un tatuaje
Antes de tomar la decisión de realizarse un piercing o un tatuaje hay que tener en cuenta varias cuestiones:
- Buscar un establecimiento que ofrezca garantías y que reúna las condiciones higiénicas necesarias. Hay una serie de infecciones, que se llaman de transmisión parenteral, que son las que se transmiten por el uso de agujas no esterilizadas adecuadamente. Un ejemplo son las hepatitis o el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana). Para evitar estas hay que ir con cuidado y elegir un establecimiento de confianza.
- Evitar infecciones. Los piercings o tatuajes son técnicas que producen una pequeña herida en la piel. Esta herida es una puerta de entrada para bacterias que pueden originar una infección. En estos casos las condiciones higiénicas son importantes siempre, pero sobretodo en una persona con diabetes, ya que cualquier infección puede descompensar su enfermedad y acabar en el hospital con una cetoacidosis aguda.
- No se recomienda realizarse un piercing o un tatuaje si no se tiene un buen control metabólico. El mal control del azúcar aumenta el riesgo de infección y de una mala cicatrización. Hay que mejorar el control glucémico antes de decorarse el cuerpo.
El día «D»
- Hay que ir siempre acompañado a hacerse el piercing o el tatuaje. Podemos sentirnos mal en el momento de la aplicación de la técnica. Es importante que alguien en quien confiamos nos te pueda ayudar.
- La persona que realiza la técnica debe saber que “el cliente” tiene diabetes.
- Ingerir hidratos de carbono un rato antes de la sesión para evitar la hipoglucemia. Antes de empezar, podemos preguntar cuánto tiempo durará la sesión.
- Hay que tener el glucómetro a mano por si hiciera falta. Por la impresión del pinchazo uno puede marearse y confundir los síntomas con una bajada de azúcar.
Los días posteriores
- Controlar que el área alrededor del piercing no se pone roja, duele, se inflama o segrega un líquido amarillento (pus). Si la piel presenta ese aspecto es probable que se haya infectado y convendrá retirar el piercing e ir al médico inmediatamente para iniciar el tratamiento adecuado.
- Si el color rojo de la zona del tatuaje no disminuye poco a poco o se vuelve dolorosa, acudir al médico para descartar una infección. Si se tarda en acudir al médico, costará más controlar la infección y aumentarán los riesgos.
- Si se infectan el piercing o el tatuaje, aumentar la frecuencia de controles de glucosa y hacerse el test de cetona. Si los niveles de azúcar son altos y hay cetonas en sangre u orina, hay que acudir al médico inmediatamente.
- Ingerir la cantidad de comida y líquidos adecuada a las pautas habituales. Un piercing en el labio o en la lengua puede producir incomodidad a la hora de beber y comer durante algunas semanas. Esto puede hacer que sea difícil mantener los niveles de glucosa ajustados.
Si la persona con diabetes tiene un buen control glucémico, su enfermedad no debería ser un impedimento para realizarse un piercing o un tatuaje, siempre que sea en las condiciones adecuadas y tomando las precauciones necesarias.